En el post anterior, «Esencialismo, cuando menos es más. Las claves definitivas para dirigir tu propia vida», hablábamos de qué es el esencialismo, de la importancia de dirigir nuestra energía hacia el propósito personal que nos hayamos marcado y, cómo llegar a encontrar y definir dicho propósito.
Una vez tenemos claro el propósito hacia el que vamos a enfocar todas nuestras energías, deberemos empezar a seleccionar a qué nos comprometemos y a qué no.
A qué cosas decimos sí, y qué cosas declinamos amablemente. Para ello, en lugar de preguntarnos «¿A qué voy a renunciar?», nos preguntaremos «¿En qué quiero crecer fuerte?«.
Elegir qué cosas hacer y cuáles no
A la hora de empezar a elegir entre qué cosas hacer y qué no, debemos tener claro que existe una pequeña lista de «Esenciales» a los que no deberíamos renunciar nuca y que deberemos luchar por encontrarles un hueco en nuestra agenda:
- Escápate. Planifica periódicamente un tiempo para ti, para pensar, leer, dibujar los 3 círculos y escribir su contenido y tu propósito ;), etc.
- Juega. Haz algo por el simple placer de hacerlo sin que tenga ningún objetivo. Jugar mejora nuestra salud, nuestras relaciones, nuestra plasticidad cerebral, nuestras capacidades cognitivas, nuestra adaptabilidad y nuestra creatividad. Además es un antídoto perfecto para el estrés.
- Duerme. Hasta el punto de decir NO a una oportunidad por echar una siesta. Dormir nos permite recuperarnos y hacer que las horas efectivas de trabajo sean muchísimo más productivas. En un estudio publicado en el Harward Business Review, C.A. Czeisler, pubicó que una semana en la que dormimos 4-5 horas al día nos produce una discapacidad cognitiva similar a un nivel de alcohol en sangre de un 0,1%. Cada vez más personas están reconociendo la importancia de dormir para rendir de forma óptima (Jeff Bezos, el fundador de Amazon por ejemplo). Regodearse de las interminables horas que se trabajan, de las maratonianas jornadas de 15 horas, durmiendo 4 horas al día, está empezando a dejar de estar vanagloriado. Incluso Nacy Jeffrey, en un artículo que escribió en el New York Times hablaba del «Dormir, como nuevo símbolo de estatus entre los emprendedores de éxito«. Espero que esta tendencia haya llegado para quedarse…
- Familia. Reserva tiempo en tu agenda para los tuyos. La familia y los buenos amigos, son lo único que permanece cuando todo lo demás desaparece.
Teniendo eso claro llega el momento de evitar y/o rechazar compromisos, tareas y proyectos que no aportan a nuestro propósito.
Un correcto y elegante NO dicho en el momento oportuno puede cambiar el curso de la historia (de tu historia). O como decía la abuela de una muy buena amiga mía: «Más vale ponerse una vez roja, que ciento amarilla»
Y como no estamos acostumbrados a decir NO a la gente cuando nos piden algo, no está de más tener preparadas unas cuantas frases comodín para hacerlo. Ahí van algunas:
- «Estoy muy agradecido de que hayas pensado en mí para ese proyecto pero ya estoy comprometido en demasiados proyectos que no me dejarían entregarme en este lo suficiente.»
- «Oh, lo siento pero todos y cada uno de los domingos los dedico a estar al 100% con mi mujer y mis hijos»
- «Por supuesto, podría ponerme ahora mismo con esto nuevo que me estás pidiendo. De todo lo que tenemos entre manos ahora mismo, ¿a qué debería quitar prioridad?»
- «Ahora mismo estoy totalmente centrado en escribir mi libro y no puedo hacer lo que me estás pidiendo. Si quieres, una vez haya terminado, me pongo en contacto contigo y volvemos a retomar el tema.»
- «Déjame que consulte mi agenda para los próximos días/semanas/meses y te digo algo. (Aquí puedes ganar tiempo para reflexionar si quieres o no comprometerte)»
- «Yo no puedo hacerlo pero estoy seguro de que X estaría encantado de que se lo propusieras.»
Un buen truco es tomarse por costumbre una pausa de 5 segundos antes de ofrecer tus servicios o comprometerte a algo. Esto reducirá las probabilidades de comprometerte a algo de lo que puedas arrepentirte.
Además de no entrar en nuevos compromisos, es importante también aprender a salirte de proyectos. Para ello es muy importante que pienses en ellos como si estuvieras fuera. «Si no estuviera en este proyecto, ¿cómo de duro trabajaría para entrar en él?». Nos pasa con las cosas materiales también, tendemos a darle más valor a las cosas que ya poseemos y nos cuesta mucho desprendernos de ellas. El truco es el mismo, cuando hagas limpieza de armario piensa «Si esta cazadora no fuera mía, ¿cuánto pagaría por comprármela?» ¿Nada? Entonces, dónala y deshazte de ella, tira lastre.
Para un esencialista, menos es más. Menos cosas pero más importantes o significativas.
La clave del día a día: estar enfocados y concentrados en el AHORA.
En el día a día, deberemos ir tomando decisiones acerca de las cosas en las que invertiremos nuestro tiempo y nos pondremos manos a la obra. Para operar a nuestro nivel máximo de contribución será necesario que de forma deliberada nos enfoquemos en los que es importante aquí y ahora.
La vida solo existe aquí y ahora.
Preocuparse de errores pasados y estresarse por eventos futuros, no hace más que reducir nuestra capacidad actual para estar concentrados en lo que estamos haciendo.
El esencialista está en cada momento al 100% en lo que está. «Cuando trabajes, disfruta haciendo lo que te gusta. En la vida familiar, está presente al 100%» Lao Tzu.
Cuando pones todo esto en práctica y disfrutas lo que eliges hacer en cada momento y pones en ello tu cuerpo y alma , dando a cada actividad su hueco en tu agenda, te encontrarás disfrutando del camino y no simplemente ansiando llegar a la meta.
El tiempo que tenemos en la vida es, desafortunadamente, muy limitado. Con él, puedes hacer cualquier cosa que te propongas, pero no vas a poder hacer TODO lo que te propongas…. Así, que más vale elegir bien.
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Si te ha gustado este artículo, te recomiendo encarecidamente que leas el libro de Greg Mckeown, Esencialismo. Para mí, se ha convertido en un libro de cabecera al que acudo, de vez en cuando, en busca de inspiración y dirección.